Mi reconciliación con la Navidad

viernes, 2 de diciembre de 2005

No hubo Navidades más hermosas y emocionantes que las que viví cuando chica. Esas en donde con mi hermano escribíamos cartas al Viejito Pascuero, veíamos cuanto dibujo animado navideño daban por la tele, en que mis papás aún no se separaban y el dinero no escaseaba. Esas en donde las nochebuenas nos reuníamos en nuestra linda casa con lindo patio, con mis tíos Pato y Paulina, con mi primita Paula que era la más chica, con el tío Alejandro y mi tío Miguel que aún eran solteros, con el Tata que todavía estaba con nosotros y mi Tatay que aún no tenía que usar lentes para ver bien. Esas navidades en donde nos sentábamos todos en la mesa a cenar las delicias que preparaba mi mamá y que luego de comer a destajo se hacía la repartición de regalos para grandes y chicos, en donde los regalos eran bicicletas, muñecas, personal stereos, pistas de carrera y equipos de futbol completo del equipo admirado de mi familia (Everton,Ever for e) para mi hermanito y que venía con pelota incluída. Esas Navidades en donde al despertar al otro día encontrabas los regalos del Viejito que misteriosamente entraba quizás por donde y sin meter bulla los depositaba bajo el pino que llenaba la casa con su aroma a bosque y que estaba adornado con guirnaldas , pelotas plateadas (que todos los años más de alguna se rompía), luces de farolitos y de estrellas. Esas fueron las Navidades más bellas de mi vida, luego todo fue extraño. Mis papás se separaron, mi Tata no estaba, los tíos se empezaron a casar y luego de un montón de eventos adversos, entré con mi hermano a trabajar en Falabella como Part Time para la época navideña... yo tenía 17 y mi hermano 15. Yo vendía alfombras con zapatitos de tacón, faldita , panty medias, blusita y maquillada a lo grande (por obligación) y mi hermanito trabajaba empacando regalos con terno y corbata. Y desde ése momento para ambos las Navidades ya no fueron lo mismo...
Con el tiempo fuimos staff permanente en Falabella, ya estábamos en los mejores departamentos para las ventas, él en Rincón Juvenil Varón , donde las ventas Navideñas eran altísimas y las comisiones también y yo en Jeanería damas, de promotora de una de las mejores marcas que era Calvin Klein y que por qué no decirlo, pagaban harto bien las horas extras... pero el estar ahí no fue sólo mérito propio, nuestro tío Alejandro en ese entonces era Gerente de línea varón y creo que eso aportó a nuestro “ascenso”... En fin, desde que comenzamos a trabajar la cosa fue bastante agria. Para los que trabajábamos y estudiábamos, diciembre era el peor mes, teníamos los últimos exámenes, había mucho que estudiar y teníamos que estar en la tienda temprano para arreglar lo que no se alcanzaba a ordenar en la noche después de salir pasadas las doce, que era bastante agotador después de haber estado corriendo de allá para acá todo el día con media hora para almorzar, durante tres semanas. Se ganaba bien, pero el 24 de diciembre cuando la tienda cerraba a las ocho de la tarde y salías camino a tu casa y te dabas cuenta que no alcanzaste a comprar todos los regalos, que los que compraste en el camino tuviste que envolverlos a última hora, que los pies te dolían a cagar, que te quedaste dormido sentado en el sofá mientras esperabas la cena y que lo único que querías era que llegara luego las doce para abrir los regalos he irte a acostar porque estabas chato.... ahí te das cuenta que la Navidad no es tan hermosa como lo era antes. Año tras año nos pasó esto. Odiaba la Navidad, odiaba tener que estar rodeada de una masa de gente que no paraba de comprar cosas que luego llegaban a cambiar, odiaba tener que doblar ropa una y otra vez hasta las doce de la noche, odiaba llegar a poner los pies en agua fría con sal, odiaba tener que quedarme dormida mientras estudiaba, odiaba tener que ir a los exámenes de repechaje porque no podía dar el máximo, odiaba estar tan cansada el día que supuestamente todo era de celebración y felicidad, odiaba no poder tener el tiempo para hacer el árbol de navidad y de comprar los regalos a mis seres queridos, odiaba ver a mi hermano fingiendo alegría mientras sus ojos delataban el training agotador de las festividades... Si, la navidad se había convertido en un asco.

Pero cambió... por fin cambió. Ya no trabajamos en Falabella, ya no salimos a las ocho de la tienda, ya no tenemos que dar exámenes, ya no hay dolor de pies ni se nos cierran los ojos de sueño. Todo pasó.

Desde hace unos años me he reencontrado con la Navidad. Disfruto hacer el árbol de Navidad con mi hija; disfruto hacerle regalos a mis niños que son mis sobrinos, mis primos, ahora los hijos de mis amigas y por supuesto a la mía, y ver lo felices que son al abrirlos; me encanta ver todos los dibujos animados de Navidad; disfruto preparar la cena Navideña; disfruto cuando estamos todos en la mesa riéndo y brindando; disfruto cuando la Tatay da las gracias a Dios por estar todos reunidos esa noche de felicidad, porque si, estamos todos reunidos, están el tío Pato y mi tía Paulina, está mi Papá y mi Mamá, está la Tatay y mi hermano , mis sobrinos Camila y Tomás, está mi prima Paula con su marido Rolando y su hijito que viene en camino, está mi tío Alejandro con mis primitos Alejandro y Vicente, y en nuestros corazones están mi tío Miguel que vive en Santiago con toda su bella familia. También está el Tata y la tía Elsita que sonríen al vernos a todos juntos desde algún lugar desconocido y por supuesto está lo más hermoso de esa noche especial, mi hijita sonriéndome feliz porque ya llegó la Navidad y que gracias a ella entendí que ésta fecha es más que regalos, sacarse la cresta trabajando y creer en el Viejito Pascuero. La Navidad es estar con los que quieres, y si no puedes estar con ellos es sentirlos junto a ti en tu corazón, es amarlos, es estar unidos a pesar de todo, es creer después de perder la fe, es para los cristianos celebrar el nacimiento de Jesús y para los que no creen es celebrar que existe un día de los 365 del año en que podemos estar todos juntos, en cuerpo y espíritu sólo para entregarnos el regalo mas lindo de todos... el amor a nuestra familia y amigos, ese amor que nos ha mantenido unidos años tras años y que seguirá uniéndonos el resto de las Navidades que tengamos que vivir. Me he reconciliado contigo Navidad y volviste a ser el día que más espero en el año...
Feliz Navidad a todos.
 
escrito por Yunicua a las 10:50 a. m., |

5 Comentarios:

  A las 7:48 p. m. Blogger Caro opinó:
Amiga... me acuerdo de esa época, sufrías como chancha y descansabas tan poco. A veces, cuando las cosas se dan más fáciles no valoramos lo que tenemos. Me alegro que ahora puedas disfrutar la navidad como se debe (con segunda parte el 25 en tu house, cierto?) Te quiero mucho y espero que todos tengamos una linda navidad.
  A las 2:40 p. m. Anonymous Anónimo opinó:
me dejaste sin palabras... me emocionaste :-) Paula
  A las 3:43 p. m. Blogger Unknown opinó:
Que lindo lo que escribiste T_T
De verdad me emocionaste ^^
  A las 4:56 p. m. Blogger Maite opinó:
Es verdad, el tener hijos o sobrinos o primitos chicos te hece reencantarte con la Navidad, aunque para mí siempre ha sido un día especial y que me gusta mucho, ahora más con mi Agustina en que disfrutaremos todos juntos su primera Navidad. Felíz Navidad comadrita, que seas muy felíz.
  A las 2:41 p. m. Anonymous Anónimo opinó:
Notable lo que escribiste...


te quero mucho...Andrés