Y pasó otra vez...

jueves, 29 de diciembre de 2005

Una tarde de Junio mi Mamá veía la comedia como todos los días, hasta que se empezó a sentir mal, yo no estaba en casa pero llegué rápidamente... le tomé el nivel de azúcar (por que es diabética) y su nivel era alto. Se llamó a un Doctor a la casa y resultó ser mas incompetente que el Doctor Chapatín, recetó miles de cosas, dijo miles de cosas, y después que se fué, mi Mamá se sentía cada vez peor. Su nivel de azúcar bajó a casi normal, y comenzó a decaerse más y más... decidí llamar a una ambulancia... en el Hospital no me pescaron mucho y me dijeron que la llevara al servicio de urgencias (Sapu) de Nueva Aurora, que queda relativamente cerca de mi casa. Llamé y después de hablar un rato convencí al que hablaba por teléfono que vinieran en ambulancia a buscarnos, ya que querían que fuéramos en colectivo... cosa imposible por el estado en que estaba mi Mamá.
Nos subimos a la ambulancia y mi Mamá me advirtió que tenía ganas de vomitar, así que llevamos una de esas bolsitas de Cruz Verde por si acaso. Para los que conocen el camino desde mi casa al Sapu se imaginarán el infierno que pasó mi mamá... pero el infierno vendría después. No aguantó más y comenzó a vomitar en aquella bolsa, no paraba de botar y botar una sustancia espesa, color prieta que poco a poco llenaba la bolsa. Por fin llegamos y entre los enfermeros la tomaron y la llevaron dentro de una sala. Yo me quedé ahí, parada, con la bolsa llena de esa cosa impresionante, con el corazón latiéndome a mil por hora, con mis manos temblorosas y con lágrimas que caían por mi rostro sin ganas de detenerse, escuchando los quejidos y las arcadas de mi Mamá, y viendo en cámara lenta como todos corrían entre las puertas de aquella sala que se batían calmosamente. Se me acercó una enfermera que traía un gotario en su mano y dejó caer unas gotas dentro de la bolsa, no me miró a los ojos - ¿Es sangre?- le pregunté. No contestó, no era necesario. Era sangre.

Ver a mi Mamá llena de tubos, palidísima, con los labios secos, con la vista desorbitada y sin fuerzas para hablar, fue lejos lo más fuerte que me ha tocado vivir, y más aún después de que me dijeron que si no había evolución, lo más probable es que no pasara la noche...
Me acerqué a ella y la llené de besos, no podía hablar. Traté de disimular mi pena y le dije que la amaba, que saldría de esto, que era fuerte, que siempre fue una mujer fuerte y que la amaba, la amaba, la amaba mucho. Tomó un poco de aire y me dijo que pidiera un milagro y que nos amaba mucho. Era nuestra despedida. Si no mejoraba, esa sería la última vez que la vería con vida. Sería la última vez que la escucharía decir mi nombre. Sería la última vez que mi Mamá me diría que me amaba.

Pero no fue así. Sobrevivió. Pero su enfermedad es una bomba de tiempo, una bomba de tiempo que estaba programada para el 25 de Diciembre... Era la tarde, se recostó un rato y despertó de repente diciendo que se sentía mal. Le tomé el nivel de azúcar. Mis manos no temblaron y con una rapidez que no puedo explicar le tomé la muestra de sangre. Su nivel era alto, casi un coma diabético. Mi hermano estaba con nosotros ese día y le dije que teníamos que llevarla al hospital. Mi Mamá estaba semi inconciente, sus pupilas totalmente dilatadas y no reaccionaba con nada. Intentamos tomarla con mi hermano, pero no pudimos. Mi hermano salió del departamento en busca de alguien que nos pudiera ayudar a tomarla y bajarla hasta el auto. Me quedé con ella, le decía que pensara en la Fabiana, pero no reaccionaba. Hasta que sucedió. Vomitó.Y pasó otra vez. Era sangre, esta vez líquida y tan roja como la sangre puede ser. Le limpié su boca con una toalla, corrí al teléfono y llamé a la ambulancia. Mi corazón latía fuertísimo, pero no lo pesqué. Mi hermano apareció con un ser samaritano que pasaba por la calle y que sin dudar subió ha ayudarnos. Lograron bajar los cuatro pisos (con caída y todo) y subieron a mi Mamá al auto. Logramos que mi Mamá llegara al hospital a tiempo y no ha vuelto a sangrar. Está hospitalizada y lo seguirá por un buen tiempo. Tiene miedo, lo ha tenido durante estos seis meses. No sé que va a pasar. Sólo sé que tengo pena, que tengo que ser fuerte, que lo que tiene es grave, es peligroso y que jamás sanará totalmente...
 
escrito por Yunicua a las 4:11 p. m., |

3 Comentarios:

  A las 5:01 p. m. Blogger Caro opinó:
Pero hay otras soluciones y vas a ver que la banda elástica la va a dejar tiqui taca. Te entiendo, tú sabes, y de verdad espero que la tía se mejore, lo importante es que ella quiere mejorarse y ahora a esperar. Un beso no te preocupes, los milagros sí existen, mira a mi papá.
  A las 12:07 a. m. Blogger Maite opinó:
Amiga, realmente admiro tu fortaleza, no sé si yo aguantaría...Ten fe, que como dice la Caco los milagros existen y tal vez sí pueda mejorar. Un abrazo grande y tú sabes que las amigas estamos para servirle y compañarla siempre. Besos.
  A las 4:31 p. m. Blogger Gaviota opinó:
Gracias por avisarme una vez más de las cosas que les pasa a ustedes....